Vladimir Becić (1886-1954) fue un pintor croata, mejor conocido por sus primeros trabajos en Múnich, que tuvo una gran influencia en la evolución del arte moderno en Croacia.
[1] En 1909, fue a París, donde se inscribió en la Academia La Grande Chaumiére y trabajó como dibujante en la revista Le Rire.
Se unió al ejército serbio poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Después regresó a Zagreb, donde enseñó en la Academia de Bellas Artes (en croata: Akademija likovnih umjetnosti) (1924-1947).
Son especialmente notables ya que cubren sus épocas en Múnich, luego en París y finalmente en Osijek.
Para Becić, la naturaleza no era un refugio, sino un incentivo, un gran maestro de la vida, el orden y la organización.
Según Miroslav Krleža, Becić ocupa un lugar merecidamente alto en la historia del arte moderno croata.