Gramófono

El gramófono (del griego: gramma, escritura; fono, sonido) fue el primer sistema de grabación y reproducción de sonido que utilizó un disco plano, a diferencia del fonógrafo que grababa sobre un cilindro.Este último, a pesar de ser el primero en grabar, estaba muy limitado, pues no permitía hacer una producción masiva, y, por lo tanto, los músicos tenían que repetir varias veces la pieza para poder producir diferentes ejemplares.[2]​ Así pues, en el año 1901 Emilio Berliner formó una compañía para distribuirlos, la Victor Talking Machine.La competencia entre estos dos inventos hizo que cada uno intentase mejorar y superar a su adversario.Inicialmente, en los primeros gramófonos, el plato giratorio se hacía funcionar dando vueltas a una manivela situada en un costado del gramófono y la velocidad dependía de la rapidez con que el usuario giraba la manivela.En forma inversa, al recorrer la púa el surco del disco que gira en el plato del dispositivo, se generan vibraciones mecánicas que hacen vibrar un diafragma ubicado en el cabezal reproductor del brazo, en donde las vibraciones se transforman en sonido, que es emitido y amplificado a través de la bocina.Sin embargo, el fonógrafo tenía una ventaja con respecto al gramófono: los usuarios podían grabar sus propios cilindros, con música o voces.Cuando se comercializaron estas máquinas, hacia 1910, los motores de aire caliente llevaban casi un siglo funcionando, ya que habían sido patentados por Robert Stirling.Sin embargo, era un equipo costoso (500 dólares en su época), por lo que se usó principalmente en hoteles y lugares grandes.
Gramófono
Gramófono portátil
Enrico Caruso con un gramófono