Sorolla se comprometía así mismo a entregar los bocetos preparatorios y a no exhibir las obras en ningún otro sitio antes que en Nueva York.
De los catorce paneles sólo uno refleja una escena interior, siendo los demás exteriores.
El pintor pasó gran parte del año 1912 realizando bocetos de diferentes trajes típicos españoles, y documentándose para lo que se iba a convertir en el encargo más importante de su carrera.
Durante el verano alternó estancias en San Sebastián y Navarra.
Para crear el panel correspondiente a Valencia, Sorolla se inspiró en las alquerías y los grandes naranjales de Alcira.