Por su poca salud, no pudo ir a las Indias y tuvo que retrasar la filosofía (1587-1590) tres años, durante los cuales enseñó en Recanati.
Coincidió unos años en el Collegio Romano con Luis Gonzaga (llegado en mayo de 1587), con quien tuvo estrecha amistad.
Trasladado a la casa profesa, fue postulador de muchas causas jesuitas y escribió un Directorium canonizationis sanctorum, muy estimado por Prospero Lorenzo Lambertini (más tarde, Benedicto XIV).
Ambas biografías lo colocan entre los primeros en fundamentar la hagiografía en el estudio riguroso de las fuentes.
Su obra tuvo gran influjo en la evolución de los escritos hagiográficos del siglo xvi.