Como otras místicas contemporáneas, su vida se caracterizó por la práctica continuada de la oración, la penitencia y la caridad hacia los necesitados.
Se hizo conocida por diversas experiencias místicas: éxtasis, raptos... que solo se interrumpían por la asistencia a las horas del oficio divino o la Eucaristía.
La obra escrita por la santa revela un estilo de viva oralidad y vigor.
El proceso de beatificación comenzó en 1610 y fue completado en 1626, con Urbano VIII.
El antiguo cementerio del Viejo San Juan de Puerto Rico lleva su nombre.