Sin embargo, lejos de considerarla una poesía popular, postula para la Edad Media y el Renacimiento la primacía creadora de los círculos cortesanos, y define su producción como una subliteratura cortés.
En diversas publicaciones ha analizado las relaciones de esta poesía con la producción literaria en sentido estricto, las peculiaridades de su producción y transmisión, sus aspectos formales, sus temas y sus recursos expresivos...
Estas investigaciones han desembocado en su La poesía tradicional medieval y renacentista, aunque con posterioridad ha seguido produciendo trabajos del tipo de «Las tres morillas».
Durante la última década ha aplicado esta teoría a la génesis y difusión del romancero castellano durante el siglo XVI, sus antecedentes medievales y su posteridad folklórica; en este ámbito, tras el libro teórico El romancero.
Por otra parte, ha trabajado sobre las grandes figuras de la lírica medieval en varios campos, especialmente los trovadores occitanos y gallego-portugueses y los poetas castellanos del siglo XV.
Planteamientos semejantes le han llevado al estudio de la lírica de arte menor en los cancioneros castellanos renacentistas y de las transformaciones que sufrió en este período, que ha enlazado con la génesis del primer petrarquismo español y con las condiciones sociales e históricas que lo hicieron posible.
Edad Media: lírica y cancioneros, donde aplica sus hipótesis sobre la evolución de la poesía castellana desde los orígenes hasta el Renacimiento.