La palabra se puede utilizar en una serie de contextos, para modelos que tienen poco en común.El adjetivo vermiculado se utiliza mucho más frecuentemente que el sustantivo.La vermiculación se produce con frecuencia en la naturaleza en patrones en una amplia variedad de especies, por ejemplo en las plumas de ciertas aves, lo que les proporciona una ventaja para su camuflaje[1] o como motivo decorativo.Varias especies llevan el nombre de este rasgo, con el latín vermicularis o el español vermiculado.[2] En los mosaicos de la Antigua Roma, la técnica del opus vermiculatum era la más detallista, y las teselas utilizadas son descritas, a veces, como 'vermiculadas'.