Este vehículo no llevaba tripulantes, pertenecía a la Agencia Espacial Europea (ESA) y era fabricado por 38 compañías, siendo EADS el principal contratista.
Una vez separada la nave del lanzador, se ponen en funcionamiento los sistemas de navegación, pilotaje y propulsión que orientan al ATV hacia el Sol.
Después se despliegan los paneles solares y la antena de comunicación con la EEI, y finalmente se lleva a cabo la transferencia a la órbita de la EEI, seguida del acoplamiento orbital.
Durante los 6 meses de su permanencia en la EEI, el ATV será utilizado como un módulo más de la misma, ya que al estar presurizado los astronautas pueden entrar y salir libremente.
El viaje de regreso llega a su fin sobre el Pacífico con la salida de órbita y la desintegración del vehículo al entrar este en contacto con la atmósfera terrestre.