Los efectos secundarios que se observan con mayor frecuencia tras la administración del fármaco son: hipertensión arterial, hipotensión, taquicardia, bradicardia, arritmia, depresión respiratoria y retención urinaria.
[2] Pertenecen a la misma familia farmacológica el pancuronio, pipecuronio, rocuronio y rapacuronio.
En el año 1862 don Ramón Páez describió un veneno, la guachamaca, que los indígenas venezolanos usaban para cazar aves como garzas y grullas.
El término es un acrónimo formado por las iniciales de piperidina, androstano, curarizante y el sufijo onio.
[5] Un artículo publicado en 1973 analizó las relaciones entre la estructura y la actividad de diferentes relajantes musculares aminosteroides, incluido el análogo mono-cuaternario del pancuronio, más tarde llamado vecuronio.