Por la continentalidad del clima, aparecen aliagares y salviares (espliego (Lino differentis-Salvietum lavandifoliae), tomillo, etc), acompañados de cambronales, (Lino appresi-Genistetum rigidissimae) con pastizales asociados, de tomillar-pradera, (Festucetum hystricis, Paronychio-Artemisietum pedemontanae) y comunidades terofíticas (Blupero baldensis-Arenarietum ciliaris).
La galería fluvial, está bien conservada, aunque la estrechez del valle impide una gran anchura, está formada por alamedas y saucedas blancas (Rubio-Populetum albae) y saucedas iberolevantinas (Salicetum discoloro-angustifoliae).
Los farallones rocosos poseen comunidades rupícolas calcicolas supramediterráneas típicas (Antirrhino pulverulenti-Rhamnetum pumili) y espeleuncícolas (Chaenorhino-Sarcocapnetum enneaphyllae).
El río Tajuña, aquí sin regular y escasamente contaminado, es un hábitat de excelente calidad para la nutria, (Lutra lutra) y especies de peces autóctonos como la boga (Chondrostoma polylepis), el barbo (Barbus bocagei), la bermejuela (Rutilus arcasii) la trucha (Salmo trutta), el bagre (Leuciscus cephalus) y la colmilleja (Cobitis paludica); así como, el martín pescador (Alcedo atthis), la garza real (Ardea cinerea), el musgaño de Cabrera (Neomys anomalus), la rata de agua (Arvicola sapidus) y el mirlo acuático (Cinclus cinclus).
En los quejigares y encinares, resultan hábitat importantes para aves, como el azor (Accipiter gentilis), gavilán (Accipiter nisus), chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis), totovía (Lullula arborea), mamíferos como, el gato montés (Felis silvestris), el tejón (Meles meles), la garduña (Martes foina) y un amplio número de especies de vertebrados forestales.