Coraje
El coraje moral permite actuar correctamente aun ante la oposición popular y a pesar de recibir por ello descrédito,[3] vergüenza, deshonor o represalias sociales.[5] Con esta realización, Putman concluye que "existe una estrecha conexión entre el miedo y la confianza".[7] Pueden verse como las variables independientes del coraje, y su relación puede afectar la forma en que respondemos al miedo.El ideal es juzgar una situación, aceptar la emoción como parte de la naturaleza humana y, esperamos, usar bien -hábitos desarrollados para confrontar el miedo y permitir que la razón guíe nuestro comportamiento hacia una meta que valga la pena".[9] Según Putman, Aristóteles se refiere a un nivel apropiado de miedo y confianza en el coraje.En este sentido, la fortaleza difiere poco de la constancia y la paciente resistencia".En estos primeros escritos, Platón aún está desarrollando sus ideas y muestra la influencia de sus maestros, como Sócrates.El filósofo y estadista romano Cicerón (106 Adc al 43) enumera las virtudes cardinales pero no las nombra como tales: "La virtud puede definirse como un hábito mental (animi) en armonía con la razón y el orden de la naturaleza.[29] Estas virtudes morales son la justicia (es decir, no violar la ley) y la caridad.El valor, así como la prudencia y la templanza, se enumeran como virtudes de los hombres.[28] Con esto Hobbes quiere decir que estas virtudes se invierten únicamente en el bien privado en contraposición al bien público de la justicia y la caridad.Estas virtudes están siempre destinadas a actuar en interés del individuo, mientras que los efectos positivos y/o negativos de la sociedad son un mero subproducto.Søren Kierkegaard oponía el coraje a la angustia,[cita requerida] mientras que Paul Tillich oponía un existencial coraje de ser con el no ser,[35] equiparándolo fundamentalmente con la religión: