En cuanto a la primavera y el otoño, las temperaturas son más suaves y suelen constituir, junto al invierno, las épocas de precipitaciones, cuya media ronda anualmente los 530 mm.
En cualquier caso, unas monedas no bastan para poder determinar que el pueblo de Valdepiélagos se fundara o existiera como tal por aquel entonces (como sí se puede afirmar con la vecina población de Talamanca de Jarama mediante numerosas pruebas históricas que apuntan directamente a su fundación mora), pero sí son suficientes para corroborar la existencia de asentamientos musulmanes, de mayor o menor envergadura y duración, que se establecieron en este paraje durante las décadas próximas al fin del primer milenio, y que con su presencia suponen los primeros moradores del lugar de los que se tiene una constancia tangible.
García de Alvarado lo adquiere y durante casi un siglo permanece en esta familia, hasta que finalmente en 1969 sus descendientes, Villamar y Aguilar, venderán a su vez esta jurisdicción a Teresa Sarmiento de la Cerda y Mendoza, duquesa de Béjar, donde quedó hasta que a principios del siglo XIX fueron definitivamente abolidos los señoríos en España.
Como signos externos que simbolizaban la posesión de la jurisdicción propia, la estrenada Villa de Valdepiélagos se apresuró a colocar la horca, para ajusticiar a los plebeyos; la picota para exhibir las cabeza de éstos ajusticiados; y el cuchillo, que aportaba la significación del derecho que poseía la villa para gobernar, castigar y hacer cumplir las leyes.
Estos símbolos fueron fijados en el Cerro de la Dehesa, mirando al mediodía, confrontados con la iglesia parroquial.
[3][4] Hacia mediados del siglo XIX, el lugar tenía contabilizada una población de 314 habitantes.
Ambas están operadas por la empresa ALSA y son: La economía de Valdepiélagos se fundamenta en los siguientes pilares: En Valdepiélagos existe una Casa de Niños pública y un colegio unitario también público.