Es la sede del arzobispado de Liechtenstein y un importante centro financiero internacional.
Durante el Renacimiento la ciudad vivió una época de gran impulso arquitectónico y cultural.
Gracias a sus enclaves limita también con los municipios de Eschen, Gamprin, Planken y Balzers.
Gran parte de la economía local depende actualmente del sector bancario.
Aunque la ciudad no tenga acceso por ferrocarril, tiene excelentes correspondencias por autobús que la conectan con una estación de tren en Suiza.