Al considerar que estaba demasiado desocupado, su padre, un famoso industrial en porcelanas decide enviarlo por asuntos de negocios en México en 1830.
En su visita a Cuba, se muestra indignado ante la esclavitud.
En efecto, la esclavitud ya se había abolido en Francia a instancias del Abad Henri Grégoire durante la Revolución francesa, el 4 de febrero de 1794, pero Napoleón Bonaparte la restableció en 1802.
Durante el Segundo Imperio Francés que siguió al golpe de Estado de Luis Napoleón Bonaparte fue detenido y tuvo que exiliarse en Inglaterra, en donde se encontró a menudo con su amigo Victor Hugo.
Tras la abdicación de Napoleón III, vuelve a ser elegido diputado por la Martinica en la Asamblea Nacional en 1871.