[7] No se considera en peligro de extinción, aunque está protegida en algunos países.
Estas últimas son grandes y distintas, cada una separada de la delantera por 1-4 pequeñas escamas.
[3] A medio cuerpo hay 21 filas de escamas dorsales (rara vez 19, 20, 22 o 23).
[1] Esta especie requiere un hábitat variado que cumple con sus diferentes necesidades, tales como calentarse en el sol, alimentarse, hibernar, y debe ofrecer suficiente protección contra depredadores y contra el hostigamiento por seres humanos.
También habita en humedales si cuentan con tierra seca en las inmediaciones, es decir en las orillas de los ríos, lagos y estanques.
Es predominantemente una especie terrestre, aunque puede subir taludes y en arbustos bajos para tomar el sol o buscar presas.
[12] No es una especie agresiva, sino más bien tímida, y suele desaparecer entre la maleza al menor señal de peligro, pero regresará una vez que todo se vuelva tranquilo, a menudo en el mismo lugar.
En ocasiones, revelará su presencia con un silbido fuerte y sostenido, con la esperanza de disuadir agresores potenciales.
Cuando se ve amenazada, la parte delantera del cuerpo toma la forma de un S para prepararse para lanzar un eventual ataque defensivo.
En Gran Bretaña, los machos y las hembras hibernan durante 5 a 6 meses respectivamente.
[3] Se alimenta principalmente de pequeños mamíferos, tales como ratones, campañoles, y musarañas, así como lagartijas.
A veces, atrapa lagartos de cristal, e incluso comadrejas y topos.
El combate suele comenzar con el antemencionado comportamiento ondulante y fluido para luego culminar en un dramático «baile».
[3] En este acto, los machos se enfrentan, levantando la parte delantera del cuerpo con movimientos ondulantes y tratan de empujar el adversario en el suelo.
Curiosamente, Appleby (1971) señala que nunca pudo observar un intruso ganar uno de estos concursos, y parece como si el defensor es tan excitado por el cortejo que se niega a perder la oportunidad de aparearse.
[15] No hay registros de que los machos se muerdan durante estos combates.
Las crías generalmente nacen encerradas en un saco transparente del que deben liberarse.
[3] Existen al menos seis sueros antiofídico diferentes para tratar las mordeduras de esta especie.
Citan a Minton (1974) quién registró los siguientes valores para la dosis letal media (LD50) en ratones: 0,55 mg/kg IV, 0,80 mg/kg IP, y 6,45 mg/kg SC.
[17] Comparado con otras víboras, las mordeduras de esta especie no son muy peligrosas para los seres humanos.
[19] Aun así, es siempre aconsejable buscar ayuda médica profesional lo más pronto posible después de cualquier mordedura.
El dolor puede propagarse dentro de unas horas, aparejado con sensibilidad del lugar e inflamación.
La inflamación también puede extenderse al tronco, y en el caso de niños, por todo el cuerpo.
Si se deja sin tratamiento, estos síntomas pueden persistir o fluctuar durante un máximo de 48 horas.
[24] En el Reino Unido está prohibido matar, herir, lastimar o vender víboras bajo la ley desde 1981 (Wildlife and Countryside Act).