Sin embargo, este valle estuvo poblado desde épocas muy tempranas, como paso natural hacia Saint-Dié y Lorena.
Durante el siglo XIX, la población sigue aumentando provocando miseria, emigración a París y Estados Unidos.
El comienzo del siglo XX verá una importante actividad minera en la localidad, la cual se detendrá en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
Desde el siglo XVII, la creciente población francófona quería un vicario que supiera hablar francés, pero esto no se logró hasta 1760.
Una capilla dedicada a San Nicolás se menciona en 1665 pero parece que ya existía en el siglo XVI junto al antiguo cementerio.
Desde la Edad Media hasta principios del siglo XX, el pueblo explotó numerosas minas de cobre, plomo y plata.
En 1891 los protestantes construyeron allí un templo, pero actualmente en la aldea, compuesta por una quincena de viviendas principales y secundarias, pero ya no vive un solo menonita.