La Universidad de Harderwijk tuvo en su tiempo mala reputación, por el bajo nivel académico de sus estudios y la facilidad con que se expedían en poco tiempo los títulos.
Una cancioncilla de la época alude malévolamente a estas cuestiones:
La facilidad para obtener los títulos hacía que muchos estudiantes pasaran muy poco tiempo en la universidad.
Aún en nuestros días, un dicho neerlandés para referirse a alguien cuyos conocimientos se ponen en duda consiste en afirmar que "se licenció en Harderwijk".
Pocos años después el rey Guillermo I trató sin éxito de restaurarla.