Una sonrisa, por favor

Duras, lúcidas y a menudo irónicas, son las memorias de una mujer octogenaria que mira con cierto desapego su vida pasada y se declara perdedora sin caer nunca en la autocompasión.

Publicada póstumamente en 1979, un año después de su muerte en Londres, la obra se divide en dos partes.

En la segunda parte, titulada Empezó a hacer frío, que se divide en 8 capítulos, relata su vida en Londres y París, las dos ciudades donde vivió a partir de los años veinte del siglo pasado y donde tuvo que sobrevivir trabajando como chica del coro en cabarets, haciendo de extra en las primeras películas que se rodaban en Inglaterra y deambulando de una pensión a otra y de una aventura amorosa a otra.

La autora no llegó a dar por concluidos los textos de esta segunda parte, por lo que en algunos casos tan sólo son meras notas.

A continuación se incluye un apéndice titulado De un diario: En el Ropemaker’s Arms, apuntes que la autora entregó junto al resto del material para su autobiografía, pues pensaba incluirlos si encontraba la manera de encajarlos, labor que se vio impedida por su muerte.