Helen deja a Jo sola en su nuevo piso tras comenzar una relación con Peter, un amante rico y más joven que ella.
Esta encuentra alojamiento con un conocido homosexual, Geoffrey, que asume el papel de padrastro.
Helen reaparece tras dejar a su amante y el futuro del nuevo hogar de Jo se tambalea.
La obra fue asociada al movimiento del realismo kitchen sink o retrato de la clase obrera, que estaba revolucionando el teatro británico por aquel entonces.
Ahora Jo sólo quiere dejar los estudios y ganar su propio dinero para escapar de Helen.
No obstante, le pide matrimonio a Helen, primero medio en broma y después más o menos en serio.
Como está en pijama, Helen se da cuenta del anillo que Jo lleva al cuello y descubre la verdad.
Jo le ofende al hacerle preguntas desconsideradas sobre su sexualidad y él se lo devuelve criticando con malicia sus dibujos.
No obstante, este arrebato contra el bebé, la maternidad y la feminidad dura poco.
Para librarse de Geof, Helen le trata con brusquedad mientras que agobia a Jo con regalos y consejos.
[2] [3] [4] [5] [6] Acerca de la representación original, Milton Shulman escribió en Evening Standard que la obra le pareció inmadura y poco convincente.
La canción anterior “This Night Has Opened My Eyes” está basada en Un sabor a miel e incluye un verso parafraseando a Geoffrey hacia el final de la obra: “the dream has gone but the baby is real”.
Un sabor a miel se representó por primera vez en 1961 en el Teatro María Guerrero de Madrid.
La obra fue traducida por Antonio Gobernado, adaptada por José María de Quinto y dirigida por Miguel Narros.
Fue interpretada por Mari Carmen Prendes, María Luisa Romero, Emilio Laguna, Paul Dickens y Miguel Narros.
En el elenco también participaron Laly Soldevilla, Nicolás Dueñas, Eusebio Poncela y Agustín Ndjambo.
[11][14][15] Sobre esta producción, Lorenzo López Sancho escribió en el diario ABC que «Miguel Narros ha hecho sin duda su mejor labor como director con el montaje de Un sabor a miel» y «En cuanto a Ana Belén, todo elogio resulta pálido ante su labor sobresaliente de joven gran actriz dramática».
En esta ocasión protagonizada por Emma Penella, Tina Sáinz, Manuel Galiana, Antonio Canal y H. Alito Rodgers.
[17] En 1986 fue representada en Larráinzar por el Grupo de Teatro la Guindaleta, conformado por Esther Chocarro, José A. León, Maiken Beitia, Marcelo Arbilla y Miguel A. Aristu.
En el elenco participaron Beatriz Carvajal, Paula Sebastián, Tomás Gayo, Chete Lera y Pedro Telémaco.