Campa estaba interesado en la realización rápida y económica de comedias que coproducía con la gran productora Cifesa.
El filme comienza con una introducción que constituye una especie de homenaje o parodia —según se mire— del cine mudo.
El propio Iquino era autor teatral, además de fotógrafo y director de cine, e incorpora tres canciones a la película, una interpretada por Mercedes Vecino, otra por Antonio Murillo y una tercera por los dos.
Iquino recurrió a intérpretes ya conocidos por él, la mayoría de los cuales habían trabajado en la producción precedente, Boda accidentada.
Mercedes Vecino volvió a encabezar el reparto, esta vez acompañada de Antonio Murillo.
La película no fue bien acogida por la crítica conservadora, que apoyaba un cine español libre de influencias extranjeras.
Ello no impidió el éxito de público que tuvo el filme, que proporcionó unos sustanciosos ingresos a Campa y Cifesa tal como solían hacer las cintas de Iquino.