Umberto D.

Cuenta la historia de Don Umberto Domenico Ferrari, un funcionario jubilado sin familia que apenas puede sobrevivir con una pensión miserable.

Esta película se incluyó en la lista "All-Time 100 Movies”[2]​ de la revista Time en el año 2005.

Una noche, sintiéndose enfermo, el anciano llama al hospital, por lo que es ingresado y diagnosticado de anginas.

De Sica y Zavattini dividen cada suceso en sucesos más pequeños y estos, a su vez, en otros más pequeños todavía, sin recurrir a la elipsis para evitar que se alargue la escena.

La precariedad económica y las paupérrimas condiciones sociales estaban a la orden del día en esta época en Italia.

El relevo político lo obtuvo la nueva República Italiana que se fundó el 2 de junio de 1946 que, gracias a un referéndum dirigido al pueblo, se consiguió derrocar la antigua monarquía.

A esto cabe añadir su posición estratégica peninsular, que le ofrecía situación geográfica privilegiada con el resto de potencias Europeas colindantes.

Lo fundamental en esta historia no era crear un drama, sino plasmar la vida tal cual es y a partir de ahí generar controversia o simplemente concienciar a la gente de la realidad que viven sus vecinos.

María Pía Casilio es otra actriz no profesional que, a diferencia de Carlo Battisti, permanecerá en el cine como un personaje.

De Sica acepta porque cree que su rostro será importante para su historia y le dará una presencia interesante a la película.