El «altar de los sacrificios» es una construcción a cielo abierto, realizada sobre grandes bloques graníticos que afloran en el sector noroeste.
Su funcionalidad cultual, en la que habría que tener presente la práctica de sacrificios animales e incluso humanos, se ha establecido a partir del estudio comparativo con otras construcciones parejas, entre las que destaca el santuario portugués de Panoias, donde se documenta epigráficamente la existencia de tales sacrificios,aunque Correia[1] lo pone en duda por el hiato cronológico entre ambos yacimientos.
C.., mientras que la actividad litúrgica atestiguada epigráficamente en Panóias, se fecha durante el siglo III d. C. Metodológicamente, no se puede suponer el mismo tipo de utilización documentado en Panóias, en el ámbito de los cultos mistéricos orientales, para las cavidades existentes en otros sitios claramente anteriores, como es el caso de Ulaca.
Incluso tipológicamente existen importantes diferencias entre ambos yacimientos: si en Panóias las varias escaleras talladas, muy distintas de las de Ulaca, dan acceso no a simples cubetas, sino a edificios cultuales cuyos cimientos se distinguen claramente, en Ulaca, los peldaños tallados dan acceso a un conjunto de oquedades naturales, conectadas mediante un amplio canal abierto en la roca.
Hace tiempo que se identificó como horno o fragua, pero recientemente se le ha conferido un uso termal, comparándola con las saunas o pedras formosas de la cultura castreña del noroeste.
Su sentido sería ritual, conectado con ceremonias iniciáticas guerreras sugeridas en algunas referencias clásicas.
[3] Las casas presentan plantas cuadradas y rectangulares con gruesos muros de piedra.
En los momentos de conflicto, la población podría refugiarse dentro del poblado, ya que existía espacio libre suficiente para todos.
Sabemos que otros oppida vettones tenían arrabales o barrios extramuros como Las Cogotas y Salmantica, en este último caso referido al año 220 a. C. en la toma de la ciudad por Aníbal.
Un elemento excepcional y espectacular al mismo tiempo, desconocido en otros oppida célticos, son las canteras de granito en el interior del hábitat.
Este detalle hace pensar en que todo el trabajo de cantería se desarrollaba en estos lugares.