No obstante, la economía y los recursos en México hacían posible establecer una casa editorial especializada en libros técnicos y científicos con mejores posibilidades de internacionalizarse, como lo hizo años más tarde que llegó a tener 18 sucursales en varios países de América Latina, así como en Alemania y Japón.
La editorial se estableció como meta elevar al máximo posible sus entradas y subentradas, para llegar a ser una obra de consulta fácil y un referente importante en las obras de este género en habla hispana.
Otro dato no menos interesante es que es una obra cuyo primer volumen se imprimió en 1949, y contiene una cantidad importante de artículos referidos a ese mismo año.
Cabe decir que el diccionario dio trabajo a muchas personas que redactaron entradas, sobre todo a exiliados españoles, como LLuis Nicolau d’Olwer, quien fue ministro de economía y gobernador del Banco de España y que se empleó como corrector de pruebas durante sus primeros meses en México; otros continuaron allí durante muchos años, como Pere Calders, quien realizó ilustraciones para los libros de UTEHA, sobre todo para el Diccionario enciclopédico; se destacan entre los especialistas exiliados que colaboraron en la creación de esta obra a: Albert Folch i Pi, en farmacia; Marcel Santaló, en matemáticas y astronomía; Miquel Santaló, en geografía; el valenciano Juan Sapiña, en letras; el menorquín Francesc Carreras Reura, en química; Lluís Ferran de Pol, en letras, y una largo etcétera imposible de citar en este espacio.
Josep Portella, «Estanislau Ruiz Ponsetí, L'enginyer comunista» Barcelona, Editorial Base.