Pertenece al movimiento Postmodernista, con influencias del Pop Art y se trata de fotografía digital impresa, en color.
Así pues, Shields da cabida a todos estos aspectos en su obra, dándole una visión crítica e impactante.
En las fotografías del libro The Dirty Side of Glamour, siempre encontramos un mismo motivo fotográfico que se va repitiendo a lo largo de la obra: aparece una celebridad inmersa en una acción sobrecogedora e impropia, a menudo mientras dialoga con un objeto.
Sucede el mismo con otra de sus fotografías en la cual aparece un carísimo entrecot.
Podemos destacar que en las fotografías de Tyler Shields estudiadas predomina una perspectiva puramente frontal y plana, en algunos casos con una angulación picada.
Encontramos tensión especialmente en elementos como los puños cerrados o los cuerpos en movimiento.
Generalmente se observa como una figura central (una celebridad) es la que aporta más peso a la imagen, después completada por otros pesos laterales, como por ejemplo pueden ser los objetos con los cuales interactúa la persona.
En cambio, en las fotografías de habitaciones como fondos, se pone en juego el elemento contextual para precisar más los significados de los mensajes, con los cuales se quieren destruir numerosos estereotipos sociales.
En esta cocina claustrofóbica, la mujer se encuentra encarcelada por los tradicionales roles de género.
Por ejemplo, la crítica hacia la actual tendencia a vivir en “la cara amable del consumo”, inmersos en escaparates y centros comerciales, atrapados en una prisión social que nos obliga a comprar infinidad de productos lo más elitista posible, tal como muestra la fotografía con la bolsa Birkin.
[10] O también hacia el culto al cuerpo femenino, la presión mediática y social que se ejerce sobre las mujeres en un mundo donde el hecho de estar en forma se ha convertido en una tiranía, ya no contemplado como un término sanitario, sino como la única manera de ser bien considerado en una sociedad que solo acepta un único canon de belleza.
[11] Shields critica la contemporaneidad destruyendo todos sus roles injustos y falsas idealizaciones.
Por ejemplo, dinero – consumismo, plancha – ámbito doméstico o espejo – multiplicidad e idealización.
Como ya hemos introducido en un principio, a Tyler Shields se lo critica por su similitud con otros fotógrafos o autores de gran renombre como son Andy Warhol y Helmut Newton.
Él mismo, en una entrevista a The Hollywood Reportero, se refiere a las celebridades como personas normales, pero con la diferencia que estas viven bajo un microscopio y la gente queda hechizada por esta idea de fama, lujo, celebridad y una vida de excesos.
Surge una lectura elitista donde solo él, y no nosotros, se puede permitir gastar toda esta cantidad de dinero y entonces todas las críticas sobre esta actitud se ven como una simple envidia a su vida.
Empezando por la crítica feminista, lo primero a destacar es la clara presencia femenina en las fotografías.
La industria de la moda, las celebridades y la fama hacen creer a la mujer que lo más importante sobre sí misma es como se ve exteriormente.
Tal como dice Susie Orbach en “La Tiranía del culto al cuerpo”: “Hoy en día, lo sexual se ha hiperestimulado.
Esto se ve con los hematomas, la sangre o la vestimenta femenina provocativa fuera de contexto.
La riqueza y el glamour atraen a las otras personas más que la propia personalidad de la celebridad.
Debido a esta reformulación de las relaciones personales, se crean identidades manoseadas y perseguidas que acaban fuertemente impactadas.
Cuando la fama llega de una forma abrupta, los resultados del éxito se convierten en nocivos.
[16] Dentro de las fotografías encontramos también una clara crítica a la sociedad del consumismo, motivada esencialmente por el capitalismo.
Tyler Shields muestra una sociedad que va más allá del consumo de las necesidades básicas.
Al 2015 dirigió la película de acción y suspenso denominada "Final Girl" con Abigail Breslin como protagonista.