Ciertamente, Ó Cearbhalláin fue uno de los últimos arpistas profesionales y, al parecer, el último compositor de gran talla en ese campo antes del resurgir del arpa céltica.
Favorecidas por ese resurgimiento del arpa en los países célticos en los años 70, las melodías de Ó Cearbhalláin que se han conservado todavía se tocan hoy en día.
La señora MacDermott dio una educación al muchacho, que mostraba su talento poético ya a esa edad temprana.
La viruela lo dejó ciego cuando tenía 18 años, y entonces la señora MacDermott se encargó de su protección e hizo por que aprendiera a tocar el arpa con un buen maestro: Turlough estudió el instrumento durante tres años, y después, con 21 de edad, tomó montura y lazarillo que le fueron proporcionados y se fue a recorrer Irlanda de punta a punta componiendo canciones para la nobleza; según se dice, practicaría el oficio de arpista ambulante durante 50 años.
Muchas de las melodías cuya autoría se le atribuye forman parte de una tradición más antigua, solo que él las mejoraba, las ampliaba o ambas cosas.
No se sabe de qué modo armonizaba y acompañaba sus composiciones.
Su música se publicó por primera vez en Dublín hacia 1726: "A Collection of the Most Celebrated Irish Tunes ... ", de Neale.
Hasta 1958 no se publicó el repertorio conocido de Carolan en una sola edición, la de Donal O'Sullivan, en la que aparecen pocas letras y algunas melodías están modificadas para ajustarlas al registro agudo.
Algunas de sus composiciones son interpretadas por muchos músicos irlandeses, como el grupo Planxty, The Chieftains y The Dubliners, así como por músicos de otros países.
Aclamado en vida, aunque más como poeta que como compositor, Carolan murió en la casa de sus benefactores McDermott Roe en 1738.
Por esa misma época, su música predominaba en los certámenes importantes de arpa que se celebraban en Belfast y en Granard.
La asociación encargó al famoso escultor Oisín Kelly una estatua de Carolan.