Posteriormente, entre 1901 y 1904, Arghezi estuvo como monje en Cernica, aunque ello no se debía a una vocación religiosa.
De hecho, incluso años más tarde, en su novela Cimitirul Buna Vestire (El cementerio Buena Anunciación) hizo una parodia del mundo monacal.
Tras regresar en 1912 a Rumanía, publicó diversos trabajos, como poesías, panfletos y artículos de polémica en revistas como Facla, Viaţa Româneascǎ o Rampa.
Durante los años 20 y 30, Arghezi se libró a una intensa actividad creativa en el campo literario.
Actualmente su casa es un museo consagrado a su persona y su obra, que dirigió su hija Mitzura hasta su muerte en 2015.