Musicalmente la trova rosarina se caracterizaba por ser una fusión de varios géneros musicales, lo que llevó a que en el género hubiera canciones más cercanas al rock, otras al folklore argentino, tango, ritmos rioplatenses, canción de protesta, música ciudadana o pop melódico.
Entre los trovadores rosarinos se encuentran nombres que serían figuras destacadas de la música argentina: Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Fito Páez, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio, Lalo De Los Santos y Rubén Goldín.
A fines de los años '70 en el panorama musical argentino no habían llegado a afianzarse en el país los nuevos géneros que en ese mismo momento se abrían camino en Europa y Estados Unidos.
En la escena de Rosario algunos artistas de la futura trova rosarina ya habían tocado juntos en la década anterior: El Banquete había reunido a Rubén Goldín, Adrián Abonizio y un Fito Páez de apenas 14 años en 1977, e Irreal había juntado a Abonizio y Juan Carlos Baglietto entre 1975 y 1979.
[8][9] Los músicos tampoco provenían de un mismo género musical, algunos como Fito Páez tenían una formación más rockera, otros, como Fandermole eran de raíz folklórica, Goldín practicaba jazz, Abonizio era el más cercano al tango.
[13][3] Este festival se realizaba como burla a la llegada de Frank Sinatra al país: por ejemplo, la entrada para el recital del estadounidense salía 1000 dólares, el de la revista Humor tan sólo 1 dólar.
Alrededor de esa época Baglietto grabó su álbum Tiempos difíciles, que no sería lanzado hasta el año siguiente.
[4][2] También causó impacto ver en el mainstream nacional a un artista con estética hippie de los años '60, como lo era Baglietto, con barba frondosa y pelo largo, pues hasta ese momento la dictadura seguía considerando una contravención usar el pelo largo, por lo que la estética desaliñada de Baglietto había estado limitada hasta ese momento a ambientes marginales.
La trova rosarina como movimiento fue perdiendo fuerza,[3] y sus artistas fueron desarrollando sus propias carreras solistas.