Hoy en día la Asociación de Trikitixas del País Vasco se encuentra en Zarauz.
El Nacionalismo Vasco tampoco acogió como suyo propio este instrumento musical hasta después de la guerra.
Este nombre se usa principalmente en País Vasco, Navarra o en lugares con presencia de la cultura vasca y habitualmente se utiliza este término para designar un baile, baile agarrado y baile suelto, o estilo de música tradicional vasca que utiliza este tipo de acordeón.
En el País Vasco, en el siglo XIX se hizo hueco este instrumento para interpretar música popular, ya que además de tener un sonido muy completo, es muy pequeño y fácil de llevar a cualquier lugar: es muy común ver a los intérpretes tocar este instrumento de pie o andando, cuando tocan en una romería.
En ese año Juan Carlos Guerra, en la romería de Urkiola situó y llamó a este instrumento como «un acordeón diatónico nuevo».
La más conocida es que se expandió cuando los trabajadores de los Alpes (tanto franceses como italianos) vinieron a construir las vías del tren.
La trikitixa pronto ocupó un lugar importante entre los instrumentos que interpretaban el repertorio de la música popular.
Afincó sus raíces en ambientes campestres, puesto que en las ciudades tenía muchos competidores, como las banda, metales, etc. A los txistularis y atabalaris se les pagaba en cualquier municipio, y la trikitixa se convirtió en pieza fundamental de las romerías.
Estos son los más reconocidos: · Faustino Azpiazu, "Sakabi" (Lastur, 1916-1995) La trikitixa y el pandero están muy unidos, tanto es así que es muy difícil ver alguien tocando este instrumento sin una pareja que juegue y marque un ritmo con el pandero.