Antiguo pueblo de ganaderos trashumantes, sufrió un retroceso demográfico que casi le hizo desaparecer a finales de los años 1970, pero revivió en los 30 años posteriores gracias a residentes, veraneantes y al turismo.
Se sitúa dentro de la Rioja Media, al norte del Camero Viejo.
Estos valores dependen de la altura y orientación; en las orientaciones al norte las precipitaciones son mayores, lo que propicia que los cultivos no necesitados de riegos abundantes fueran cultivados en secano y con buenos resultados.
Pese a no estar claro el origen del topónimo, existen tres teorías principales.
Esta última teoría haría que su origen como lugar habitado se situase antes de las invasiones visigoda y musulmana.
En el año 1040 García Sánchez III incluye la zona en el Señorío de Cameros, adjudicándoselo a Fortún Ochoa, de la familia Fortún (emparentada con los Banu Qasi y la dinastía Íñiga).
Durante este periodo, se mantuvo la ganadería ovina, pero en menor cantidad debido a la menor mano de obra, a la escasez de pastos en invierno y al mayor terreno cultivado.
Por último, en Soto en Cameros se prohibió que los de Trevijano entrasen a pastorear, creando varios conflictos por las multas impuestas.
Hacia 1970, cuando el pueblo se encontraba ya diezmado, surgió un movimiento que lo salvaría del abandono total.
Una serie de jóvenes, por la cercanía con el valle, al rápido y masivo abandono, y a su pintoresca situación, lo eligió para irse a vivir, formando una comunidad más abierta y tolerante que la sociedad de la época; los naturales del pueblo, reticentes en un principio aunque sin producirse demasiados roces, los denominaron “los hippies”, llegando a ser unas veinte personas hacia 1975.
A partir de 1977, los descendientes del pueblo que vivían en el valle comenzaron a regresar para pasar las vacaciones y los fines de semana, una vez ya establecidos y con hijos.
Tras perder la independencia municipal en un proceso no demasiado claro, es cuando los tres grupos, veraneantes, residentes foráneos y nativos, comienzan a mejorar las infraestructuras (agua, luz, pavimentación, etc.), y para tener más fuerza forman la Asociación de Amigos de Trevijano en el año 1985.
Casa de alquiler completo con una capacidad para 6 personas y 2 más en cama supletoria.
La única vía de acceso asfaltada es la LR-462, que llega desde la LR-250; es una vía de un solo carril y pronunciada pendiente, que estaba previsto mejorar para el año 2009,[7] pero el proyecto se paralizó.
Una pista, arreglada en 2007, llega hasta la Cañada Real, y otra discurre paralela a esta última.
Otros lugares que merecen ser destacados son: El pueblo, abandonado durante tanto tiempo, ha experimentado una revolución por los descendientes del mismo.
En los meses de verano, se organizan numerosas actividades y actos festivos.
Este último fue rescatado del olvido gracias a una foto guardada desde hace casi cien años.
Antiguamente eran en septiembre, tras la cosecha, pero se pasaron a agosto por la mayor presencia de gente.
Dada la coincidencia con la Virgen de Agosto, la duración puede variar entre tres y cinco días, según el año.
En un local o rincón cercano a la plaza se deja zurracapote preparado para que lo deguste la cuadrilla o grupo de amigos que lo desee de forma gratuita.
Dada la escasa población residente no existen equipos deportivos en ninguna disciplina.
Otro método es usar las pozas, tramos cortos donde el río tiene profundidad suficiente, especialmente en la zona de las Fuentes del Restauro.