Por momentos parecía que Isabel la Católica, empleando varios medios, había logrado ganarse el apoyo de los navarros, tanto beamonteses como agramonteses.
Para la princesa de Viana regente, Magdalena, y para Catalina misma suponía un obstáculo.
En esta tesitura fallece Luis XI y el nuevo monarca, Carlos VIII, apenas tenía nueve años por lo que sus consejeros y regentes apremiaron a resolver el matrimonio ya con Juan de Albret como candidato.
Siendo todos esos dominios vasallos del trono francés, se impuso el heredero de Albret.
Sin embargo, esperando ganarse la simpatía beaumontesa nombró virrey de Navarra al padre del rey Juan, a Alain de Albret (1486).