El conflicto, que puso en peligro la misma independencia danesa, terminó con una contundente victoria sueca.
En 1654 la reina Cristina abdicó y Carlos X Gustavo subió al trono.
Esa situación le permitió al rey sueco concentrar sus fuerzas e inició una invasión militar buscando la aniquilación del debilitado reino de Dinamarca.
Los daneses esperaban el ataque para comienzos de primavera y fueron sorprendidos totalmente.
El sorpresivo y exitoso triunfo militar sueco aventuró realmente la existencia del reino de Dinamarca, pero finalmente se llegó a un acuerdo que menoscabó definitivamente la presencia danesa en la península Escandinava.