Tratado de Devol

Aunque el tratado no entró en vigencia inmediatamente, se tenía previsto que convirtiera al Principado de Antioquía en un estado vasallo del Imperio bizantino.

Alejo no reconoció la legitimidad del Principado y Bohemundo se marchó a Europa en busca de refuerzos.

Su sobrino, Tancredo, quien fue regente en Antioquía, se negó a aceptar los términos del Tratado.

En 1097, los ejércitos cruzados se reunieron en Constantinopla tras haber viajado en grupos hacia el este a través de toda Europa.

En 1098, cuando Antioquía había sido capturada tras un largo asedio y los cruzados se encontraron a sí mismos sitiados en la ciudad, Alejo marchó para reunirse con ellos, pero al ser notificado por Esteban II de Blois que era un caso perdido, regresó a Constantinopla.

[5]​ Para 1100, existían varios Estados Cruzados, incluyendo el Principado de Antioquía, fundado por Bohemundo en 1098.

[8]​ Poco después, Bohemundo fue capturado por los Danisméndidas de Siria y fue encarcelado por tres años, durante los cuales se eligió a su sobrino Tancredo como regente.

Si bien Bohemundo estaba fuera, Alejo envió un ejército para que retomara Antioquía y las ciudades de Cilicia.

En 1107, lugar de utilizar el nuevo ejército que había organizado para su cruzada contra los musulmanes en Siria, Bohemundo emprendió una guerra abierta contra Alejo, cruzando el Adriático para sitiar Dyrrhachium, la ciudad más occidental del Imperio.

[12]​ Al igual que su padre, Bohemundo fue incapaz de hacer avances significativos al interior del Imperio; Alejo evitó una batalla campal y el asedio de Bohemundo fracasó, en parte debido a una plaga que se propagó entre su ejército.

[16]​ Los términos específicos del tratado fueron negociados por el general Nikephoros Bryennios y fueron registrados por Ana Comnena:[17]​ Las condiciones fueron negociadas de acuerdo con el entendimiento occidental de Bohemundo, por lo que él se vio a sí mismo como vasallo feudal de Alejo, un "señor feudal" (homo ligius o ἄνρωπος λίζιος) con todas las obligaciones que ello implicaba, como era habitual en Occidente: se vio obligado a llevar ayuda militar al emperador, salvo en las guerras en las que estuvo involucrado, y a servirlo contra todos sus enemigos en Europa y en Asia.

[25]​ El Tratado favoreció más a Alejo, pues proveyó la absorción final de Antioquía y su territorio por parte del Imperio.

Por lo tanto, Bohemundo no podía establecer una dinastía en Antioquía, aunque se le garantizó el derecho a transmitir a sus herederos el Condado de Edesa y cualesquier otros territorios que lograra adquirir al interior de Siria.

Thomas Asbridge señala que mucho de lo que el Emperador concedió a Bohemundo (incluida la propia Alepo) todavía estaba en manos musulmanas (por ejemplo, ni Bohemundo ni Alejo controlaban Edesa, aunque en ese momento Tancredo era su regente, así como de Antioquía), lo que contradice la evaluación de Lilie según la cual a Bohemundo le fue bien con el tratado.

No vio ninguna razón para entregarlos a alguien que no había participado en la Cruzada y que, de hecho, había trabajado activamente en contra de ella (como los cruzados creían).

La cuestión del estatus de Antioquía y las ciudades cilicias adyacentes fueron un problema para el Imperio por muchos años posteriores.

Luego, Raimundo gobernaría las nuevas conquistas y Antioquía regresaría al dominio imperial.

[39]​ Juan repitió su accionar en 1142, pero falleció de improviso y su ejército bizantino se retiró.

[41]​ Antioquía, debilitada por los regentes sin poder tras la captura de Reinaldo por los musulmanes en 1160, siguió siendo un estado vasallo bizantino hasta 1182 cuando las divisiones internas que siguieron a la muerte de Manuel en 1180 obstaculizaron la capacidad del Imperio para hacer valer su reclamación.

El asedio de Antioquía de una pintura medieval en miniatura.
Emperador bizantino Alejo I Komnenos.
Asia Menor y los Estados Cruzados alrededor de 1140.
Un mosaico con la representación de Juan II, hijo de Alejo, quien capturó Antioquía en 1137.