Los jesuitas asociaron en su empresa el factor religioso, político y económico, con principios similares que en Paraguay.
Como en el resto de las colonias en América, tuvo un innegable sentido racista.
Al mencionar racismo es tema aparte pero, sólo en esta mención del profesor Javier Prado, podemos tener idea de cómo él consideraba al negro en el Perú colonial.
Los segundos, en cambio eran esclavos ante la ley, mercancías “Piezas de ébano”, que compraban y vendían al mejor postor.
Por esas diferencias entre ambas razas sólo existían en el texto de las leyes y ordenanzas.
La vida se encargaba de incumplir los mandatos teóricos, y ella unía a ambas razas – indígenas y negra – en el común denominador de un mismo trato inhumano e inacabable explotación.
Un aspecto poco difundido y muy importante es el hecho que, desde los primeros años del coloniaje, los indígenas poseían esclavos.
Son pocos los casos de esclavos negros o alquilados, que consiguieron cambios en esta situación e incluso llegaron a imponer condiciones a sus amos, pero estas no fueron suficientes para desterrar, la idea que eran un objeto, cualquier cosa e instrumento de trabajo.
Marcaban cada Pieza de ébano, como hasta ahora se realiza con el ganado.
Tan bárbara costumbre movió a compasión al arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo que recomendó que a los negros no se le castigase con crueldad, mayormente con brea o con hierro incandescente.
Cumanana (Venezuela), Buenos Aires (Argentina), Permambuco (Brasil), Paita, Lima y Callao (Perú), entre otros.
Establecidos los negros esclavos en el Perú, realizaban su trayectoria por las principales rutas que eran: Y otros negros esclavos a menor cantidad su camino era de Lima cualquier punto de la sierra.
Dentro de este contexto, el negro e indígena fue sometido a un mismo trato inhumano.
Huamán Poma juzgaba mejor a los bozales, es decir, a los negros recién llegados de África al Perú, por no estar contaminados y corrompidos por los negros criollos que se habían vuelto borrachos, pendencieros, ladrones y bellacos.
¿Por qué, entonces pedir a los esclavos un comportamiento diferente y más humano, si los cristianos se comportaban con semejante despreocupación y crueldad?, ¿Quiénes sentaban los antecedentes?, ¿Quiénes daban el ejemplo a seguir?
Existen jefes indígenas que poseían esclavos, como Don Luis de Colán, que en su testamento de 1622 manifestaban tener cinco esclavos negros y un pequeño criollo nacido en Piura.
Ejemplo, los negros africanos capturados y vendidos como esclavos eran “bozales”, no tenían ninguna experiencia laboral, ni hablaban el idioma.