En informática, la romanización es importante para poder introducir o respetar el ruso escrito cuando no se dispone de un teclado adaptado.Es frecuente ver una transliteración del ruso con palabras dirigidas a los hablantes de inglés pero en un medio de comunicación en español; es lo que sucede, por ejemplo, con la letra rusa «х», que al inglés se translitera habitualmente como «kh», en alemán como «ch» y al español —en su forma más fiel a la fonética original— como «j».El apellido ruso «Хрущёв» se puede transcribir como «Jruschov» en español, «Khrushchev» en inglés, «Khrouchtchev» en francés y «Chruschtschow» en alemán.Hay un número de estándares que no son totalmente compatibles para la transliteración del cirílico ruso a otro idioma objetivo, ningunos de los cuales han recibido mucha popularidad y en realidad la transliteración se realiza a menudo sin ningún estándar uniforme.[3] La transliteración científica, también conocida como «Sistema Internacional Académico», es un convenio de normas que ha sido empleado en lingüística desde el siglo XIX.La parte del sistema relativa a la lengua rusa fue adoptada por el BGN en 1944 y por el PCGN en 1947.[1] En 1969, el lingüista y traductor Julio Calonge Ruiz publicó un libro en la editorial Gredos, dando a conocer un sistema de transcripción del ruso al español.Dirigida especialmente para romanizar nombres propios (antropónimos, topónimos y, por extensión, entidades y marcas) además de poder aplicarse igualmente a conceptos generales de reciente aparición sin forma adaptada al español escrita o hablada.No se aplicaría por ejemplo para topónimos tradicionales (p. ej.,Sofía, San Petersburgo, etc.) que son términos en español alejados del ruso.