A continuación, cortó cuidadosamente el oro en la punta del triángulo.
Cuando una señal eléctrica recorrió la lámina de oro, inyectó huecos (puntos que no tienen electrones).
Esto creó una capa fina que tenía una escasez de electrones.
Una pequeña corriente positiva aplicada a uno de los dos contactos tenía una influencia sobre la corriente que fluía entre el otro contacto y la base sobre la que se montaba el bloque de germanio.
Esta técnica tenía una tasa de errores importante, por lo que se debían descartar muchos transistores ya encapsulados.