Vestido de novia de Catalina de Cambridge

[1]​ El vestido y su creadora, Sarah Burton, no fueron formalmente anunciados hasta que la novia descendió del coche para entrar a la abadía.

El 6 de marzo, The Sunday Times informó que, con base en ciertos rumores, Middleton había elegido a Sarah Burton, quien trabajaba para Alexander McQueen, algo que la propia diseñadora negó en su momento.

[4]​ Así mismo, también fueron sugeridas Phillipa Lepley; Victoria Beckham;[5]​ Sophie Cranston;[6]​[7]​ Jasper Conran;[8]​[9]​ Elizabeth Emanuel;[10]​ Daniella Issa Helayel;[8]​ Marchesa, por Keren Craig y Georgina Chapman;[5]​ Stella McCartney;[5]​ Bruce Oldfield;[9]​[10]​[11]​ y Catherine Walker.

Si Kate sigue esa ruta, sería la primera vez que no se eligiese una casa de propiedad británica.

[8]​ Declaraciones oficiales revelaron que Catalina deseaba combinar tradición y modernidad con la visión artística del trabajo de Alexander McQueen.

[14]​ Como resultado, se ha afirmado ampliamente que el vestido costó £250 000,[14]​[15]​ si bien un portavoz de Clarence House desmintió dicha información.

El cuerpo del vestido está realizado en gazar blanco y marfil para el cual se emplearon telas inglesas suministradas especialmente por Burton, con una falda larga diseñada para evocar una flor abierta con pliegues suaves que caen desplegados hasta el suelo, recreando el semipolisón victoriano en la espalda.

[28]​ Aunque se pueden distinguir rosas y probablemente tréboles en el corpiño, los numerosos informes acerca de la presencia de narcisos y cardos, necesarios para completar el tradicional cuarteto británico, parecen ser falsos.

Respecto a los accesorios, Catalina lució la Cartier Halo Tiara, prestada por la reina Isabel II la cual había sido creada para la reina madre en 1936, y un par de pendientes hechos a medida de Robinson Pelham.

Sarah Burton canalizó una nueva versión del clasicismo para una novia moderna que algún día será reina».

[13]​ Hubo muchas sugerencias acerca de que el estilo del atuendo influenciaría la moda nupcial en los años posteriores.

Por ejemplo, [...] Diana y Carolyn Bessette son dos novias notables que se me vienen a la mente».

[36]​ Así mismo, la modista neozelandesa Jane Yeh trabajó durante toda la noche después de la boda para crear otra réplica del traje.

Réplica del vestido a la entrada de una tienda en Belfast.
Réplica china del vestido ofrecida para su venta al público cuatro semanas después de la ceremonia.