Se trata de una amalgama de harina floreal, huevos, almendras, piñones y miel.
En su elaboración se forma una masa con todos los ingredientes, incluidos levadura, aceite y azúcar, y se deja reposar unas horas hasta su fermentación en un recipiente adecuado con cierta profundidad, tradicionalmente se ha empleado el lebrillo; posteriormente se la da la forma y se adorna con almendras y miel antes de hornearla.
De este modo se dispone de un dulce consistente que permite su almacenamiento por bastante tiempo manteniendo sus propiedades alimenticias.
Aunque no se conoce exactamente la fecha de su creación, ya existen datos de su producción en el siglo XVI, tratándose de un dulce casero atribuido a los moriscos por el tipo de composición y elaboración.
Este dulce forma parte de otras tradiciones huertanas como la del aguinaldo o aguilando que consiste en que un grupo de personas entonan villancicos navideños por las casas, recibiendo en contraprestación el obsequio de dulces típicos.