Fue la segunda ocasión en que el campeón chileno se definía a través del expediente de lanzamientos del punto penal: la vez anterior la misma Universidad de Chile había ganado el título venciendo por esta vía a Cobreloa en el Apertura 2004, en Calama.
En este caso se jugaba un partido de repechaje en la cancha del equipo con mayor puntaje durante la Fase Clasificatoria.
El campeón, Universidad Católica, dirigido por el estratega Jorge Pellicer, había ganado la fase regular del torneo, marcando la segunda oportunidad en que el puntero de la etapa regular se queda finalmente con el título, desde que Cobreloa lo había logrado en el Apertura 2003.
Para tal efecto, se tomaron en cuenta los puntajes promedio de los equipos involucrados en las tres últimas temporadas.
Jugado a partido único, en la cancha del equipo que obtuvo el segundo lugar en su grupo.