Empleaban morteros de piedra móviles para moler alimentos.
Eran parientes de los paiute y muy guerreros, pero no lucharon contra los europeos.
Los españoles del siglo XVIII los internaron en misiones, y poco a poco se fueron disolviendo en otras tribus, y además las enfermedades, el alcoholismo, la explotación intensiva de la tierra y la fiebre del oro los hicieron desaparecer.
Los primeros estudios etnográficos sobre el grupo fueron realizados en torno a 1812 por el misionero Jerónimo Boscana y están recogidos en su obra "Chinigchinich".
Se calcula que el último parlante de su lengua probablemente murió en los años 70.