Tomás Guerrero Ballesteros

En 1826 ya estudiaba órgano y en el cuso siguiente se inició en Composición, lo que le permitió presentar su primer villancico, Villancico al Santísimo, en 1831 y en 1832 otro al Santísimo, un Responsorio de Reyes, una Lamentación y una Salve grande.

Estas primeras composiciones no se han conservado tras la partida del colegio de Guerrero en 1832.

A partir de ese momento se convirtió en el «músico de la catedral», en el sentido más amplio, de forma excepcional, ya que no era sacerdote y estaba casado, hecho por el que probablemente no se le nombró oficialmente maestro de capilla, aunque hiciese las funciones.

Al parecer nunca llegó a ser nombrado maestro de capilla titular.

Resulta difícil determinar las fechas y los cargos de forma exacta.