Tomás Fernández Grajal

El himno fue interpretado por los alumnos de canto, solfeo y conjunto instrumental, mientras que la orquesta se reforzó con los profesores del conservatorio.

Nunca más dejaría de dar clase hasta su fallecimiento en 1914, teniendo discípulos como Ruperto Chapí, Reveriano Soutullo, Felipe Espino, Valentín de Arín, Gregorio Baudot, Miguel Yuste, Robustiano Montalbán, Rufino Arenal o José Mondéjar.

En 1880, a propuesta de Chapí, Tomás tomó parte activa en un ambicioso proyecto: arrendar un teatro y contratar artistas españoles para representar óperas nacionales.

Tras la lucha por ver estrenada su ópera El príncipe de Viana, Tomás Fernández Grajal se dedicó en exclusividad al conservatorio y no volvería a escribir ninguna otra obra para el teatro, desistiendo de escribir más óperas.

Hasta su fallecimiento Tomás y su hermano Manuel Fernández Grajal, mantuvieron vivo el sentimiento de fomentar la música, especialmente la española.