Ricardo III había sido proclamado rey por derecho, pero los lores y los comunes no habían sido oficialmente convocados como Parlamento para esta proclamación, por lo que para acallar las dudas sobre su validez, se aprobó la declaración con rango de ley en cuanto el Parlamento se reunió.[2] Después de que Ricardo resultara muerto en batalla, la ley fue derogada por el primer parlamento del nuevo rey, Enrique VII.Enrique también ordenó a sus súdbitos destruir todas las copias de esta ley y cualquier documento relacionado sin leerlo.Esta nueva ley decía que el «Titulus regius» original quedaba «sin validez, anulado, derogado, írrito (invalidado), y de ninguna fuerza ni efecto»,[3] que el original debía ser destruido, y cualquier copia debía destruirse o devolverse al Parlamento bajo pena de multa y encarcelamiento.Un informe legal de su reinado señala: Enrique casi consiguió eliminar el Titulus regius.
Eduardo IV e Isabel Woodville, cuyo matrimonio era nulo según el
Titulus regius