La responsabilidad de su muerte se atribuye al rey Ricardo III, pero los eventos tienen relatos de la época controvertidos y contradictorios que sugieren también otros cuatro sospechosos principales.
La familia materna del nuevo rey, los Woodville, eran considerados como ambiciosos y hambrientos de poder.
Ante estos sucesos, Ricardo asumió el liderazgo del bando anti-Woodville.
Con los niños bajo su control, el duque de Gloucester procedió a declarar que los hijos del difunto rey eran bastardos, ya que su padre se había casado previamente con Leonor Talbot antes de su matrimonio con Isabel Woodville, y por tanto era bígamo.
Los ingleses creyeron que eran los cuerpos de los príncipes, y les dieron un entierro real.