Tigranes había sido criado como rehén hasta cumplir los 40 años en la corte del rey Mitrídates II de Partia, que había derrotado a los armenios en 105 a. C. Tras la muerte del rey Tigranes I en 95 a. C., Tigranes logró su libertad a cambio de "setenta valles en Media Atropatene" (actualmente en el Azerbaiyán iraní) según registra el historiador romano Estrabón:[2] Cuando subió al poder, la base de poder real se encontraba ya preparada gracias al fundador de la Dinastía Artáxida, Artaxias I de Armenia, y sus sucesores.[4] Rápidamente reforzó su posición en la región y consolidó su alianza con Mitrídates casándose con su hija Cleopatra.Tigranes acordó con él un reparto de sus influencias en la región: mientras se reservaba Oriente Medio, dejaba a Mitrídates, Anatolia y las posesiones romanas en Grecia y los Balcanes, creando así Mitrídates un estado heleno fuerte como contención de Roma.[5] Tras la derrota de Artavasdes I, el joven príncipe fue enviado como rehén a Partia, llevando una cómoda pero restringida vida.Sin embargo cuando Gotarces I murió en el 87 a. C. un posible hijo de Mitrídates II, Mitrídates III, usurpó el trono que correspondía a Orodes I, hijo de Gotarces y Arzayate; Tigranes aprovechó la situación para atacar a Partia.Tras su derrota contra los romanos, Mitrídates encontró refugio en la Armenia de su yerno y aliado Tigranes.Los guardias no armenios de la ciudad le traicionaron y abrieron las puertas de la capital a los romanos, teniendo Tigranes entonces que enviar a seis mil jinetes para rescatar sus mujeres y tesoros.[7] Tigranes continuó su reinado en Armenia como amigo y aliado del pueblo romano hasta su muerte en el 55 a. C.[8]
El Imperio de Tigranes en su apogeo.
El Imperio de Tigranes y los territorios vasallos en su máxima expansión, antes de que Roma le hiciera retroceder.