En el primer ataque, un grupo secuestra un autobús para después escapar y dejar una bomba que finalmente resulta ser un maletín cargado de pintura.
Allí son llevados todos los árabes que llegaron a Nueva York desde la detención de Ahmed Bin Talal para ser interrogados.
Finalmente descubren a través de una fuente importante en el gobierno, que fue Deveraux, el que detuvo a Ahmed Bin Talal por su cuenta a espaldas del gobierno, lo que contribuyó decisivamente al desastre de Nueva York, todo en nombre de servir al país y combatir el terrorismo.
La paz vueve entonces a la ciudad y el ejército se retira de Nueva York por orden del gobierno.
Sin embargo, después del 11-S esta película fue valorada como profética, en la que la realidad incluso superó a la ficción.