Se instala en "Mujin" (una ciudad ficticia), donde encuentra empleo como profesor en una escuela para sordos.
Kang descubre pronto que las cosas no son lo que parecen y que los estudiantes, tanto niños como niñas, son víctimas de abuso por parte del director (un miembro poderoso y muy respetado de la comunidad), un jefe administrativo y el director de la residencia.
Los abogados defensores tratan además de desacreditar a Kang revelando sus pasadas fechorías, incluyendo la aventura con aquel exalumno que se había suicidado.
Por si fuera poco, los padres, abrumados por las dificultades financieras, aceptan guardar silencio sobre el incidente a cambio de dinero.
Al final, los tres acusados son puestos en libertad condicional, de modo que pueden regresar a la escuela.