Zidiana ordena a los guardias arrestarlo y ejecutarlo pero Zelinda sale en su defensa, invocando su posición como sacerdotisa del dios Amida.
Cino y Sivenio quieren ejecutarlo inmediatamente, pero Zidiana insiste en que primero deben proporcionarle un juicio justo.
Finalmente decide aplazar la ejecución hasta ofrecerle al condenado una última audiencia en la que Zelinda estará presente de manera secreta.
Teuzzone, consciente de su inminente destino, rechaza la amorosa oferta que su madrastra le hace.
Teuzzone es enviado de manera inmediata a prisión y Zidiana, herida en su orgullo, se prepara para firmar la sentencia de muerte cuando aparece Zelinda y le promete que convencerá al príncipe para que se case con ella.
Este último llega en ese preciso instante, y los dos antiguos cómplices inmediatamente entran en un furioso duelo.
Pero en el momento cumbre de la ceremonia, cuando todos los preparativos para las ejecuciones habían sido completados, Cino interviene.