poco después hace algunos cuadros al óleo y es así como decide consagrarse de lleno a la pintura.
hay pues, una semejanza entre nuestra Teresita y Toulouse Lautrec, quien, como ella, descubre su vocación artística en las incomodidades de una cama.
Al mismo tiempo no descuida su carrera artística, por lo que hasta finalizar la década, realiza cinco exposiciones personales y envía muestras a ocho colectivas.
Este trabajo le produce una gran inspiración, por lo que durante un buen tiempo se dedica a la pintura religiosa.
más adelante hace paisajes dentro del impresionismo, recurriendo en algunos casos a la técnica de la pintura con espátula, según lo confirman sus obras.
Así lo demuestra su obra EL Volcán, donde el follaje de los árboles fue hecho con hojas adheridas a la tela.
Son notables a este respecto su Cabeza de Cristo (1930) y la Crucifixión ( 1933), donde emplea colores suaves y se mantiene dentro de los cánones del realismo, sin llegar a los extremos del barroco.
Su temperamento artístico es suave, incluso cuando le toca representar el vigor de la naturaleza tropical, es decir las plantas, las flores y los cielos.
[6] Al mismo tiempo, su carrera artística sigue evolucionando, participando en cinco exposiciones individuales y ocho colectivas.