Durante la década de 1880, los británicos comenzaron a preocuparse por los contactos entre Birmania y Francia.
En 1881 las autoridades británicas de la India nombraron una comisión para delimitar unilateralmente la frontera entre los dos países.
Los británicos exigieron que el gobierno birmano aceptara a un árbitro nombrado por los ingleses para resolver el conflicto.
El ultimátum exigía que los birmanos aceptaran a un nuevo ministro residente británico en Mandalay y que cualquier acción legal o multa en contra de la empresa se suspendieran hasta la llegada del nuevo residente, que Birmania debía someterse al control británico en sus relaciones exteriores y que ésta debía proporcionar a los británicos instalaciones para el desarrollo del comercio entre el norte de Birmania y China.
En aquella época los británicos sabían muy poco del interior de la Alta Birmania, aparte del hecho de que el país estaba repleto de selva densa que era el terreno más desfavorable para las operaciones militares, pero los barcos a vapor británicos habían estado recorriendo durante años la gran vía fluvial que era el río Irawadi, desde Rangún a Mandalay, y obviamente el mejor método y el más rápido para llevar a cabo la campaña británica era avanzar directamente hasta la capital por el río.
El mayor general, más tarde Sir, Harry North Dalrymple Prendergast fue puesto al mando de la invasión.
Además los británicos engañaron a los birmanos (incluido U Kaung) con su propaganda de que no tenían intención de ocupar el país por mucho tiempo, sino que solo querían derrocar al rey Thibaw y subir al trono al príncipe Nyaung Yan (el medio-hermano mayor de Thibaw) como el nuevo rey.
Los británicos ocultaron el hecho, y según algunas fuentes los británicos incluso traían con ellos a un hombre que se hacía pasar por el príncipe Nyaung Yan junto con ellos para que en Mandalay los birmanos creyeran su historia del nuevo rey.
Sin embargo, cuando se puso en evidecia que los británicos no subieron al trono ningún rey birmano y que Birmania había perdido su independencia se produjeron encarnizadas rebeliones protagonizadas por varios grupos birmanos, incluidos los soldados del antiguo ejército real birmano, que se prolongaron por más de una década.
El 26 de noviembre cuando la flotilla se aproximaba a la capital Ava, el general Prendergast se reunió con enviados del rey Thibaw que traían ofertas de rendición, y el 27 cuando los barcos estaban en esa ciudad y listos para comenzar las hostilidades, las tropas birmanas recibieron orden del rey de deponer las armas.
Los británicos consiguieron ocupar estos territorios que sólo estaban nominalmente dominados por el reino de Birmania.
También se tomaron los territorios en disputa del norte de Birmania reclamados por el gobierno chino.
Cualquier relato de la tercera guerra birmana estaría incompleto sin una referencia al primer (y quizás por eso, el más notable) avance por tierra en el país.
Se llevó a cabo en noviembre de 1885 desde Toungoo, el anterior puesto fronterizo británico en el este del país.
Los británicos descubrieron que sin la caballería generalmente era imposible luchar contra los birmanos con éxito.
Muchos artículos que podían transportarse falilmente como oro, joyas, seda y objetos ornamentales se embarcaron hacia Inglaterra como presentes para la familia real y nobles británicos,[2] otros se subastaron.
[4] Los cañones y otras armas pesadas fueron en su mayor parte destruidos o arrojados al agua.