[3] Gerbner, Gross, Morgan, & Signorielli argumentaron que la televisión se había convertido en el medio que más imágenes y mensajes había transmitido en la historia, cultivando desde la infancia predisposiciones y preferencias en los espectadores, generando un ambiente simbólico.
Demuestran cómo es que funciona una sociedad al dramatizar sus normas y valores.
Son en esencia parte general del sistema de mensajes cultivados en los que se esperan ciertas conclusiones.
[9][10] La discusión parte de que aun cuando la correlación de esto no es tan alta, los contenidos televisivos exhortan a una fuerza continua en la mente del televidente y así influencia la manera en que cada individuo ve el mundo.
Esta perspectiva ignora la evidencia que las personas son individuos con percepciones variadas.
Es decir, esta es interpretada por las personas y no dada por el medio transmisor del mensaje.
Las dimensiones deben ser relativamente independientes unas de las otras a un nivel conceptual.
Ejemplo: una persona puede percibir que la televisión muestra personajes y situaciones diferentes a los de la vida real, pero puede llegar a sentir gusto por alguno de estos y creer que podrían realmente existir.
Teóricamente se define como la creencia en la realidad literal de los contenidos y mensajes televisivos.
La sintáctica se refiere a la creencia de que la realidad es transmitida por el estilo del mensaje.
La semántica se refiere a la creencia de la realidad encarnada en el significa o la sustancia del mensaje.
Dicha persona según Gebner, no cuestionará ni tratará de validar lo que ha visto, simplemente lo creerá y lo aceptará como su realidad vigente.
Identificando estas como: “noticieros, periódicos, anuncios, revistas, radio, música, películas y documentales, entre otros.”[14] Otra crítica que se le hace a la teoría del cultivo, es que esta únicamente “se concentra en el tiempo de exposición a la televisión y no permite distinguir las diversas maneras en las que los consumidores interpretan la realidad televisada.”.